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miércoles, 9 de noviembre de 2011

Adelgazar: Pésate los viernes

 

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Las fluctuaciones de peso en el tramo de una semana son normales, la media, dos kilos arriba o abajo. Normalmente el lunes pesamos 2 kilos más que el viernes como consecuencia de los excesos del fin de semana. No es que durante el fin de semana comamos o bebamos 18000 calorías extra (equivalente a dos kilos de grasa) pero, como consecuencia de la vida social, sí solemos tomar más alcohol y/o solemos comer peor, desordenado, con más sal. Estos factores, comida y bebida, obligan a nuestro cuerpo a retener esos dos litros de líquido para neutralizarlos. A medida que avanza la semana y vamos recuperando los hábitos normales, como comer un poco más sano, o pegarnos alguna sudadita, eliminamos esos restos y volvemos a perder los 2 kilos no reales.
Por eso es recomendable fijarse un día a la semana de peso, yo recomiendo el viernes, que es cuando llevamos más días con un comportamiento normal y el peso es más certero.
¿Cómo luchar contra esto? Tan fácil de responder y tan difícil de hacer como cuidarse un poco más el fin de semana.

Los mejores diuréticos naturales

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La retención de agua es una de tus preocupaciones cuando te pones a dieta y empiezas a bajar de peso, el uso de diuréticos es una opción para ganarle la batalla a los líquidos.Ya que nos ayudarán a bajar de peso, eliminando el agua no deseada de nuestro cuerpo.
Por supuesto, cuando hablamos de diuréticos no nos estamos refiriendo a los medicamentos, ya que en la gran mayoría de los casos los efectos secundarios son perores que los beneficios prometidos.
Hay tres tipos de diuréticos (no naturales) y sus efectos secundarios más comunes son los siguientes :
Diuréticos tiazídicos
Los diuréticos tiazídicos son eficaces para tratar la hipertensión porque reducen la cantidad de sodio y líquido en el organismo. Los tiazídicos son la única clase de diuréticos que dilatan (ensanchan) los vasos sanguíneos, lo cual también ayuda a reducir la presión arterial.
Diuréticos ahorradores de potasio
Los diuréticos ahorradores de potasio se utilizan para reducir la cantidad de líquido en el organismo. A diferencia de los otros diuréticos, estos medicamentos no ocasionan una pérdida de potasio del organismo.
Diuréticos de asa
Los diuréticos de asa actúan sobre los riñones aumentando el flujo de orina. Esto ayuda a reducir la cantidad de líquido en el organismo lo cual disminuye la presión arterial.
Efectos secundarios
A veces un medicamento puede ocasionar efectos no deseados. Éstos se denominan efectos secundarios. No todos los efectos secundarios de los diuréticos aparecen en la lista a continuación, citamos solo los más comunes.
* Debilidad
* Calambre
* Sarpullido
* Mayor sensibilidad a la luz del sol (con diuréticos tiazídicos)
* Vómitos
* Diarrea
* Retortijones
* Mareo o vahído
* Dolor en las articulaciones
Por lo tanto y en vistas de que en estos casos es peor el remedio que la enfermedad, nosotros abogamos por los diuréticos naturales, aquellos que podemos encontrar en ciertos tipos de alimentos y lo mejor, no tienen efectos secundarios.
No son todo malas noticias, los diuréticos nos ayudan con un montón de problemas como son: el edema, la insuficiencia cardíaca, y los cálculos renales. No sólo ayuda en el proceso de pérdida de peso, sino que también ayudan en la desintoxicación del cuerpo.
Pero los medicamentos de venta libre puede privar a nuestro cuerpo de minerales importantes que también se excretan con la orina.
Los diuréticos naturales funcionan haciendo que los riñones segreguen más sodio en la orina. Allí el organismo equilibra esa concentración excesiva de sodio añadiendo más agua a la orina proveniente de la formación de la sangre. Al eliminar líquidos retenidos, las venas tienen menos presión sobre sí y menos cantidad de líquido recorriéndolas, por consiguiente, menos presión sobre las paredes arteriales.
Diuréticos naturales
Sandía
Aunque tiene un alto contenido de agua, ayuda al cuerpo a eliminar el exceso de la misma. Es definitivamente una buena opción, ya que no te deshidrata a diferencia de los medicamentos de venta libre, sólo limpia el exceso de agua de tu cuerpo.
Tomates
Los tomates también trabajan con el mismo principio que las sandías. El alto contenido de agua de los tomates hace que los riñones liberan más líquidos y esto permite a nuestro cuerpo eliminar las toxinas rápidamente. Sin embargo, si sufrimos alguna enfermedad renal, como cálculos renales, entonces debemos evitar el contenido de oxalato presente en las semillas del tomate, ya que pueden empeorarlos. Además, otra de las razones para evitarlos en el caso de los cálculos renales, es que los tomates son ricos en potasio.
Pepinos
Los pepinos tienen un alto contenido en agua, pero también están enriquecidos con minerales como el azufre y silicio. Estos minerales estimulan los riñones para excretar el ácido úrico con eficacia.
El pepino, también es útil para las personas que sufren de gota (provocada por la deposición de ácido úrico en las articulaciones)
Lechuga
Este alimento no sólo actúa como un potenciador del sabor en las ensaladas, pero su alto contenido de agua también ayuda en el proceso de la micción. Minerales como el hierro y el magnesio presente en la lechuga, ayudan a vaciar las células grasas.
Té Verde
Hace miles de años que en la medicina natural asiática el té verde se ha utilizado como un estimulante diurético. El alto nivel de cafeína en el té verde es responsable por sus propiedades diuréticas.
Arándanos
El jugo de arándano es un diurético eficaz y puede ayudar a luchar contra el edema. Nos ayudan a mantener el nivel de pH de la orina. Varios estudios han demostrado que los arándanos pueden tratar las infecciones del tracto urinario en las mujeres, además es uno de los diuréticos naturales de acción más rápida.
Avena
La avena es un alimento ideal para el desayuno por su propiedades energéticas, pero también contiene un compuesto llamado sílice natural que realiza la función de un diurético para el cuerpo humano.
Perejil
Tiene propiedades diuréticas muy suaves, pero ayuda en el lavado de las toxinas de los riñones. Además es un sabroso componente de cualquier plato ( y si no, que se lo cuenten a Arguiñano)
Espárragos
Son ricos en un componente químico llamado asparagina que es un alcaloide que nos ayuda a estimular los riñones y mejorar el proceso circulatorio de nuestro cuerpo.
Hinojo
Esta especia, nativa de la India, es muy aromática y sabrosa. Por otro lado también es utilizado por algunas personas para estimular la eliminación de desechos del cuerpo.
Remolacha
Es un potente diurético natural que mejora las funciones del hígado y los riñones. También contiene hierro, que limpia los corpúsculos que contienen depósitos de grasa.
Coles de Bruselas
Ayudan en la estimulación de los riñones y el páncreas. Además ayudan a una mejor limpieza de las células. Al igual que la remolacha tienen un “hándicap”…su sabor no es que sea de los más apreciados del mundo.
Rábano picante
Esta raíz, que contiene las cantidades adecuadas de vitamina C, también es muy conocido por sus propiedades diuréticas.
Conclusión
Es evidente que siempre existen alternativas naturales a los medicamentos diuréticos, depende de cada persona elegir una opción u otra.
Este tipo de alimentos, a parte de ayudarnos a eliminar líquidos, también nos ayudarán a desintoxicar nuestro cuerpo.
Pero, cuidado, a pesar de que existen efectos secundarios MUY limitados con estos alimentos naturales, debemos de utilizarlos con moderación y frecuencia. Nuestra salud es lo más importante.

Minimizar la ganancia de grasa mientras se gana masa

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Como la mayoría de vosotros sabe ya, o estáis a punto de saber, para ganar masa muscular una de las cosas que debéis hacer es consumir más calorías de las que quemáis cada día. Por supuesto, uno de los efectos secundarios de quemar menos calorías de las que consumís a diario es que existe una buena probabilidad de que también tengáis la tendencia de ganar grasa corporal.
Lo que tenéis que hacer es dar con el punto exacto en el que maximizáis la ganancia de músculo al tiempo que minimizáis la acumulación de grasa corporal.
Desgraciadamente, si vais a ser culturistas serios, vais a tener que atravesar periodos en los que acumularéis un exceso de grasa corporal. Justamente por eso, si lleváis el suficiente tiempo en el gimnasio habréis oído hablar a los competidores de las fases de volumen y de definición. Bien, pero cuanto menos grasa acumuléis durante la fase de volumen, menos tendréis que reducir durante la de definición. Y eso significa que no tendréis que hacer una dieta tan estricta y que preservaréis más músculo cuando llegue el momento de prepararse para competir. De manera que, aunque ganar algo de grasa será necesario cuando se busca aumentar el músculo, hablemos de cómo lograr que esa ganancia de grasa sea lo menos posible.
Está claro que necesitamos mantener tanta masa muscular como sea posible para la competición.
Una de las primeras cosas que tenéis que hacer es maximizar vuestra capacidad anabólica. El anabolismo se produce cuando el cuerpo está en un entorno que promueve el crecimiento muscular, mientras que lo que se conoce como catabolismo es un estado en el que el cuerpo degrada el tejido muscular. Como culturistas necesitáis definitivamente mantener el cuerpo en estado anabólico tanto tiempo como podáis. Por fortuna para nosotros los culturistas, el entrenamiento con pesas es anabólico de por sí mismo. Sin embargo, también es necesario llevar a cabo algunas acciones importantes, tales como obtener la correcta nutrición y el suficiente descanso para ayudar al cuerpo a mantener ese estado anabólico. Por consiguiente, el entrenamiento con pesas, así como comer y dormir bastante, favorecerán la construcción de músculo por encima de su ritmo de degradación.
Todo en la naturaleza tiene normalmente su opuesto (yin y yang) y si hacéis mucho ejercicio cardiovascular, entonces lo más probable es que pongáis al cuerpo en una situación catabólica que favorezca la degradación del tejido muscular. Esa es la razón por la que habréis notado que los corredores de maratón son musculosos por naturaleza, pero no tienen músculos grandes ni poderosos. Los suyos son muy definidos y pequeños. Y por eso mismo muchos culturistas añaden el ejercicio aeróbico a sus programas cuando se disponen a reducir el coeficiente de grasa. Pero para permanecer anabólicos tenéis que sacar el máximo partido de todo cuanto hagáis para maximizar todos los procesos celulares que os permitan regresar el gimnasio tan pronto como sea posible, para poder desencadenar el estado anabólico con una buena sesión de pesas. Y lo repito, eso significa no descuidar la buena nutrición y el descanso en vuestro programa.
Primer paso: el entrenamiento
Lo primero que necesitáis es un buen entrenamiento básico y pesado. Enseguida vuestro cuerpo entrará en proceso anabólico puesto que necesitará transportar cualquier caloría que consumáis a las células musculares justo después de entrenar. Esto hace más improbable que alguna de esas calorías se convierta en grasa corporal. Debéis desafiar a vuestro cuerpo con pesos pesados para iniciar el proceso que conduce al aumento del músculo y la reducción de la adiposidad. Si no forzáis a vuestro cuerpo a entrenar más duro de lo que está acostumbrado a hacer, entonces no tendrá incentivo para cambiar. Nuestro organismo disfruta del equilibrio para mantenerse en estado estable y constante, así que necesitáis los pesos pesados para hacer crecer los músculos.
Segundo paso: el descanso
Una vez que os habéis sometido a un programa de entrenamiento que os fuerce a ejercitaros muy duro, entonces el siguiente paso para crecer, lo creáis o no, es descansar. Podéis seguir el mejor programa que exista y hasta llevar una buena dieta, pero si no obtenéis suficiente descanso, entonces todo lo demás será una pérdida de tiempo. Por ejemplo, si estáis ingiriendo un montón de nutrientes excelentes para promover el crecimiento, pero no estáis durmiendo suficiente y el cuerpo no puede utilizar los procesos metabólicos para digerirlos de forma óptima, no habrá forma de que podáis emplearlos correctamente para generar crecimiento. Éstos serán excretados o acumulados como tejido graso. Entonces, en ese caso, habréis cambiado un entorno perfectamente anabólico en otro de signo catabólico y eso es probablemente lo último que queréis hacer, así que necesitáis mucho descanso para que vuestro cuerpo pueda utilizar eficazmente la nutrición mientras descansáis.
La nutrición, el tercer paso
La siguiente parte del juego es la nutrición. Como dice el viejo refrán “Somos lo que comemos” así que escoger sabiamente los alimentos que consumís tendrá el máximo impacto en lo grande que podéis llegar a poneros. Y también ejercerá un impacto igual de relevante en la cantidad de grasa corporal que lleguéis a acumular. La clave consiste en comer de forma que mantengáis un estado anabólico y evitéis el catabólico. Ya desde este momento estaréis pensando que la clave para activar el anabolismo es la ingestión de proteínas. Sin embargo, vuestra mayor preocupación estará en los hidratos de carbono, especialmente en aquellos que se consumen inmediatamente después de entrenar.
Cuando entrenáis, vuestro cuerpo quema las reservas de glucógeno (azúcares almacenados). Si permitís que los niveles de glucógeno se mantengan muy bajos, entonces el organismo entrará en estado catabólico y degradará el tejido muscular y otras proteínas con el fin de reconstituir los depósitos de glucógeno. Lo cual es mal asunto, porque eso significa que esas proteínas no estarán disponibles para construir nuevos músculos o para permitir recuperar el actual. Necesitáis un medio de transportar tantos hidratos de carbono como sea posible a los músculos justo después de entrenar para evitar esa situación negativa.
Y esto lo conseguiréis de dos formas:
1) Inmediatamente después de vuestra sesión incrementaréis la cantidad de hidratos de carbono que ingerís.
2) Emplearéis un nuevo tipo de hidrato de carbono que entre en el sistema más rápido de lo usual y por tanto os mantenga anabólicos. Lo cierto es que en realidad es bastante más sencillo de lo que parece.
Durante el día, un culturista consumirá normalmente cinco comidas, pero la mayoría si está motivada hará incluso seis. Esas seis comidas contendrán las cantidades de proteína, hidratos de carbono y grasas divididas de forma equitativa, excepto en una comida, ésta es la que sigue inmediatamente el entrenamiento.
Supongamos que coméis 40gramos de hidratos de carbono por comida y puesto que realizáis seis comidas, eso supone una ingestión de 240gramos al día. Pues bien, la que hagáis justo después de entrenar requerirá el doble de hidratos de carbono de una comida normal, así que necesitaréis reducir algunos carbohidratos de un par de comidas de forma que podáis doblar la cantidad después de la sesión, sin por ello tomar demasiados durante el día. Las mejores ocasiones para hacerlo son en la ingesta que hagáis antes de entrenar y en la última del día, antes de ir a dormir. Si reducís 20gramos de cada una de esas dos comidas, os encontraréis con 40 extra, que son los necesarios para que después de la sesión dispongáis de 80gramos en lugar de los usuales 40.
Pero al mismo tiempo, estáis manteniendo la misma ingestión calórica y de hidratos de carbono que antes.
Asimismo, existen dos tipos distintos de hidratos de carbono. Son los de alto y bajo índice glucémico. Este nombre proviene de la rapidez con la que el cuerpo los absorbe. Cuanto más alto sea el coeficiente glucémico, más rápido los digerirá vuestro cuerpo y los músculos los absorberán. Un índice glucémico de entre 70 y 160 se considera alto y otro entre 55 y 69 es considerado medio, mientras que por debajo de 55 se clasifica como lento.
En todas vuestras comidas, excepto en la que sigue al entrenamiento, debéis emplear hidratos de carbono de bajo índice glucémico. Eso garantizará que se queman lentamente en el sistema y proporcionan una constante liberación de carbohidratos para una energía sostenida. Así se evita que el azúcar sanguíneo se eleve demasiado rápido y también que la insulina aumente, lo cual produciría acumulación de grasa corporal.
Fuentes óptimas de hidratos de carbono de bajo índice glucémico son las batatas, el arroz integral, los vegetales de hoja verde, la calabaza, los copos de avena y el salvado sin procesar y las legumbres.
Sin embargo, inmediatamente después del entrenamiento debéis procurar consumir hidratos de carbono de alto índice glucémico, la razón es que ese tipo de hidrato de carbono entra en el sistema mucho más rápido y restituye los depósitos de glucógeno inmediatamente para asegurar que los músculos disponen del suficiente para recuperarse enseguida. Recordad que eso los hará crecer en lugar de ser degradados para formar glucógeno con sus aminoácidos, o para ser empleados en otras partes del cuerpo en lugar de en el músculo, dónde son necesarios para mantener el estado anabólico.
Buenos ejemplos de hidratos de carbono de alto valor glucémido son cualquier tipo de carbohidrato hecho con harina procesada, tal como los panes, las pastas, etcétera. Las patatas blancas y el arroz blanco también constituyen buenos ejemplos de ese tipo de carbohidrato.
Hablando de hidratos de carbono y de proteínas, también necesitaréis consumir más calorías de las habituales para activar ese entorno anabólico. Medio kilo de músculo equivale unas 3500 calorías. Por lo tanto, si coméis esa cantidad extra de calorías a la semana por encima de lo normal, pondréis a vuestro metabolismo en un entorno propicio para ganar medio kilo semanal. Si realizáis seis comidas al día, entonces bastará con añadir unas 83 calorías a cada comida (83,3×6 comidas x 7 días) = 3500.
Simplemente aseguraos de que se trate de calorías lo más limpias posibles, puesto que estaréis comiendo más de lo habitual y no queréis incrementar el coeficiente de adiposidad.
Minimizar la grasa corporal
Ahora que hemos pasado bastante tiempo hablando acerca de maximizar la ganancia de músculo, también deberíamos hacerlo de cómo mantener la ganancia de grasa al mínimo. Una cosa que debéis recordar mientras entrenáis, es que al cuerpo le gusta ajustar su capacidad de crecer o de perder peso dependiendo de cuantas calorías recibe a diario habitualmente. El metabolismo controlará cómo quemáis esas calorías, así que aumentarlas o reducirlas hará que funcione más rápido o más lento. Por tanto, sed cautos, si consumís 8000 calorías diariamente, eso difícilmente conseguirá que vuestro cuerpo se ajuste a tal cantidad de comida y sea capaz de metabolizarlas sin ganar grasa.
El truco está en averiguar cuál es la cifra idónea de calorías que estáis consumiendo ahora, para a partir de ahí poder utilizar el sistema de “Montaña Rusa” para mantener vuestro metabolismo justo dónde debe estar para ganar peso, cuando ese es el objetivo o bien perderlo cuando es lo que necesitáis. Supongamos que después de entrenar con un compañero durante meses descubrís que vuestro consumo calórico es de una media de 3500 calorías diarias para ir adquiriendo masa muscular.
Durante los días de descanso en que no os entrenáis con peso, reduciréis las calorías ligeramente por debajo de vuestras necesidades. De manera que consumiréis entre 3350 o 3250 calorías en esos días. De esa forma todavía obtenéis suficientes nutrientes, pero como no estáis entrenando no degradaréis tejido muscular. De todas maneras estaréis comiendo lo suficiente como para mantener el tamaño, pero esa ligera reducción ralentizará un poco el metabolismo ese día, puesto que el número total de calorías será un poco inferior al normal.
En cambio, en los días que entrenáis, subiréis las calorías en la misma cantidad que las habéis reducido el día que no entrenáis. Por consiguiente, puesto que la media calórica diaria era de 3500 calorías, ahora serán 3650 o 3750. Esto acelerará vuestro metabolismo, puesto que el cuerpo dispondrá de más calorías de las que librarse. A pesar de que estáis modificando la ingestión de calorías cada día con altibajos (como una Montaña Rusa), al final de la semana la media diaria seguirá siendo de 3500 diarias.
Otra cosa a tener en cuenta, es que en esos días en no os entrenáis con pesas, debéis procurar realizar una pequeña cantidad de ejercicio cardiovascular. Olvidaos de intentar romper ningún récord mundial, porque eso limitaría vuestra capacidad de recuperación y entorpecería con vuestras sesiones de pesas. Un par o tres sesiones de 30-45 minutos a la semana, a una intensidad moderada serán más que suficientes para mantener la grasa alejada. Además, no solamente creáis una ligera deficiencia calórica que será necesaria para perder grasa, sino que incrementaréis el flujo sanguíneo a los músculos, lo que mejorará notablemente su recuperación.
De manera que poned en práctica estos consejos y podréis minimizar la ganancia de grasa mientras estáis aumentando la masa muscular. Se necesita un poco de esfuerzo, pero bien vale la pena. No debéis conformaros simplemente con ganar peso, sino que debéis querer que sea peso de calidad. Perder grasa y ganar músculo al mismo tiempo no es algo que sea muy fácil de conseguir. Sin embargo, mientras que ganáis ese músculo duro como piedra desde luego sí que podéis limitar la cantidad de grasa que ganáis durante ese proceso si aplicáis la información que acabamos de presentaros en estas páginas.
Chicos, ¡manos a la obra y a ponerse grandes!

Los aeróbicos inhiben el apetito

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Un estudio británico reveló hace un tiempo que los ejercicios aeróbicos son los más eficaces cuando accionan mecanismos de inhibición del apetito en comparación a actividades anaeróbicas según el estudio publicado en la revista de la Sociedad Americana de Fisiología; pasarse 30-40 minutos en la esterilla afecta la liberación de dos de las principales hormonas reguladoras del apetito, mientras hacer 60 minutos de musculación estimula solo uno de ellas; el principal autor del estudio, David J. Stensel, de la Universidad de Loughborough, dice que el descubrimiento puede llevar a nuevos y más eficientes métodos para usar los ejercicios físicos en el control del peso; hay varias hormonas que ayudan a regular el apetito pero los investigadores se concentraron dos principales; el péptido YY que inhibe el apetito y la grelina que es la única hormona conocida por estimularlo.
La experiencia británica
En la experiencia británica, 11 hombres jóvenes realizaron varias rutinas de ejercicios, con intervalos de descanso, a lo largo de varios días.
* En varias prácticas de cada sesión de ejercicios, ellos llenaban un cuestionario sobre el grado de apetito que sentían, y los científicos medían los niveles de grelina y del péptído YY en cada voluntario.
* Los investigadores descubrieron que las sesiones en la esterilla provocaban una caída de la grelina, indicando la supresión del apetito; se observó también que los niveles de péptido YY si bien tuvo una alteración no fue alterada significativamente.
Solo con base en los cuestionarios sobre el apetito, los científicos percibieron que tanto los ejercicios aeróbicos como los anaeróbicos inhibían el apetito, pero el primer tipo de actividad presentaba una inhibición más duradera.
También un estudio reciente trabajó con personas con sobrepeso que empezaron a realizar ejercicios aeróbicos durante 3 meses finalizando el periodo con una pérdida de grasa corporal y reduciendo las calorías diarias ingeridas gracias a la reducción del apetito; y vinculan también que además de alterar los niveles hormonales se aumentaba los niveles de la proteína llamada “factor cerebral neurotrópico derivado” que promueve el crecimiento y funcionamiento adecuado de las células nerviosas disminuyendo naturalmente la ingesta calórica.

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