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jueves, 7 de julio de 2011
Anabólicos Esteroides, Verdades y Mitos
Mucho es lo que se ha hablado sobre las consecuencias de los anabólicos esteroides utilizados en Fisicoculturismo para ganar masa muscular, pero en la mayoría de los casos sin tener un adecuado conocimiento sobre los mismos.
En primer lugar quiero aclarar que en este artículo no se hace una apología del uso de los anabólicos esteroides y que opino que no es recomendable su uso sin control médico.
Los conceptos aquí enunciados los fundamento en mi experiencia en el uso de los dichas sustancias para ganar masa muscular (en mi país no están prohibidos) y en mis conocimientos como Instructor de Fisicoculturismo.
Se han exagerado sobremanera los efectos indeseables de este tipo de anabólicos, ya que hay que tener en cuenta que existen variedades de los mismos que poseen distinta intensidad en sus efectos.
Algunos, como la testosterona poseen un efecto sumamente androgénico, mientras que otros como el estanozolol no lo poseen. Esto hace que para utilizar testosterona por ejemplo debe hacerse con más cuidado que con el estanozolol, debiendo tomarse precauciones como el uso de antiestrogénicos y gonadotrofina.
Es muy común escuchar opiniones sobre la ira de los esteroides, la impotencia sexual, la ginecomastia, problemas hepáticos e incluso muertes producidas por los mismos.
Con respecto a la ira supuestamente producida por el uso de dichos anabólicos, no está comprobada, ya que los casos que se presentan son en individuos que ya presentaban un comportamiento violento antes de comenzar el uso de anabólicos esteroides.
La impotencia sexual puede presentarse como consecuencia del uso de productos que posean una cierta androgenicidad y no se presenta nunca con el uso de estanozolol por ejemplo. La misma puede prevenirse y contrarrestarse con gonadotrofina coriónica que estimula la función testicular.
La ginecomastia puede darse con el uso de esteroides muy androgénicos pero puede prevenirse y tratarse con el uso de antiestrogénicos.
Los problemas hepáticos pueden producirse con el uso de algunos esteroides administrados por vía oral, pero pueden prevenirse con el uso de protectores hepáticos.
Con respecto a que los esteroides lleguen a producir la muerte es un concepto que puede ponerse en duda ya que de ser así los físicoculturistas estarían muriendo en cantidades. Sin embargo ha habido muy pocas muertes dudosas de algunos competidores de Fisicoculturismo como los casos de Andreas Munzer y Mohamed Benaniza, las cuales es más factible atribuirlas al uso de otros productos como diuréticos y no a los esteroides.
De acuerdo a mi experiencia en el uso de esteroides, los he utilizado durante 14 años para ganar masa muscular, incluso los más androgénicos, y actualmente tengo 49 años y no tengo impotencia sexual ni ningún otro problema de salud. Sigo haciendo ciclos de esteroides algunas veces.
No pretendo hacer una apología sobre el uso de los esteroides. No recomiendo su uso y opino que los mismos no deben utilizarse sin prescripción médica.
Sin embargo estoy convencido que se han vertido conceptos exagerados sobre sus consecuencias y que muchas personas con conocimientos superficiales sobre los mismos han opinado y han demonizado a los esteroides, los cuales no son drogas psicoactivas sino productos hormonales que se utilizan en Fisicoculturismo para estimular el desarrollo y ganar masa muscular.
Por: Ricardo Carlos Condis – Instructor de Fisicoulturismo
La farsa del doping y la doble moral de la sociedad
Por: Cándido Moro
Tanto fue el ruido de esa noticia que hasta algunos políticos sugirieron que era un ‘oportunismo’ del gobierno para desviar la atención del público de otros problemas, porque desde luego la atención la atrajo, ¡y cómo!
Supongo que es humano que la gente sienta el mismo interés por ver la subida a la cima del éxito de un atleta, como por verlo caer. Dicen que del amor al odio hay una línea muy fina. Sin entrar en el fondo de la cuestión de ese caso particular (todos tienen derecho a la presunción de inocencia) me gustaría hacer una breve reflexión sobre el tema del deporte natural o ‘dopado’, porque ese es un asunto siempre latente en el culturismo.
Por doping entendemos todos que es el uso de cualquier sustancia o método empleado por un atleta para mejorar el rendimiento y prestaciones más allá de lo que puede conseguir por su propia naturaleza, o sea por sí solo. Ahora bien, las nuevas pistas de tartán han permitido a los corredores sacar mayor punta de velocidad, así como lo ha hecho el nuevo calzado deportivo. Las pértigas más flexibles de fibra de vidrio han permitido batir nuevos récordes de altura, las bicicletas de hoy pesan la cuarta parte que las de hace unas décadas, lo cual constituye una ventaja para el ciclista. Podría seguir enumerando la cantidad de avances puestos a disposición de la mejora del rendimiento. ¿Es eso natural?
Sí, ya sé que diréis que no es lo mismo, que lo condenable es alterar de algún modo las capacidades físicas, es decir actuar sobre el cuerpo. Bueno, tal vez la debilidad de algunos deportistas por usar algo que altere al alza sus capacidades no sea más que el reflejo de nuestra sociedad y conducta, porque ¿qué tiene de natural los implantes mamarios o la cirugía estética? En el fondo, cuando recurrimos al café para estar más activos, o a los analgésicos para eliminar el dolor de cabeza, el malestar general o un resfriado, ¿no deberíamos dejar actuar la naturaleza y que ésta siga su curso? ¿Acaso la juventud (y los no tan jóvenes) no recurre a ciertas sustancias para poder bailar durante más horas, estudiar más o estar más despiertos? Sí, ya sé que no es lo mismo porque no compiten, pero esa conducta pone de manifiesto la tendencia general por recurrir a lo que sea con tal de alterar ‘la capacidad natural’.
También me gustaría subrayar que los deportistas se ven sometidos a grandes presiones y que puede que éstas induzcan a buscar una ayuda extra. Aunque en la teoría lo importante es competir, es más cierto en nuestros días que sólo cuenta vencer y el vencedor se lleva todos los honores. ¿Quién se acuerda del segundo del Tour de Francia, o del Giro, de la Maratón de Nueva York o de cualquier otra prueba deportiva? El segundo es un total desconocido y sólo es el primero de los perdedores. En cambio, al ganador le espera la fama, la notoriedad, los contratos publicitarios, las entrevistas, las becas deportivas, en fin, todo. ¿Quién no quiere todo eso?
Cuando en el año 490 antes de Cristo, el guerrero Filípides recorrió el camino desde Maratón a Atenas (42,195km) para dar la noticia de haber vencido a los persas (ya que la población ateniense había prometido quitarse la vida antes de caer en manos persas si perdían la batalla), éste tras llegar sólo pudo decir “hemos vencido” y cayó muerto. Es decir, que un soldado acostumbrado a luchar y a correr murió después de recorrer esa distancia y ahora lo hacen miles y casi a contrarreloj. ¿Es eso natural? ¿O lo es subirse a una bicicleta y hacer 220 kilómetros subiendo tres o cuatro puertos y repetir así durante 15-20 días?
Nos sentamos ante el televisor esperando ver como los atletas corren más rápido, o durante más tiempo, saltan más, nadan más, levantan más peso y sólo aceptamos el más difícil todavía, lo casi imposible, lo inhumano. Y si existe peligro para sus vidas, entonces mayor espectáculo. ¡Ah! Pero que sólo coman espaguetis. ¿No parece esa conducta como la de los antiguos y bárbaros romanos en el coliseo viendo luchar a muerte a los gladiadores?
No estoy tratando de justificar el doping ni mucho menos, pero puede que no deberíamos satanizar a los deportistas por algo que parece un reflejo de nuestra propia sociedad y conducta. Me gustaría dejaros unas pocas reflexiones acerca de este tema tan escabroso:
· El doping como idea ha existido desde los tiempos más remotos en que el hombre ha competido contra otro.
· El doping fue institucionalizado por los gobiernos durante la guerra fría para demostrar la hegemonía de sus regímenes ante las otras naciones. Los deportistas no eran más que cobayas de usar y tirar.
· Todos los países quieren que sus atletas consigan medallas y trofeos deportivos y para eso están dispuestos a todo, siempre y cuando ellos no ‘se manchen o vean salpicados’.
· No hay prácticamente ningún deportista que posea los conocimientos para por sí sólo administrarse la complicada ‘ciencia’ del doping, siempre existe un equipo experto detrás. Pero si lo cazan tendrá que afrontar solo el escarnio público y nadie lo conocerá. Si él sube, subimos todos en el equipo, si cae, cae solo.
· El que un deportista no sea cazado en un control doping no significa que no se dope, sino sólo eso: que no ha dado positivo.
· Si mañana se erradicase el doping por completo los campeones seguirían siendo los mismos, pero las marcas retrocederían tres décadas.
· En culturismo decimos que una mula por mucho que se dope nunca se convertirá en un caballo pura sangre. La genética siempre tiene la última palabra.
· En el culturismo a principios de los 90 la IFBB instauró un control doping, pero los competidores salieron pequeños y blandos y el público dejó de interesarse por la competición. Al poco desaparecieron los controles.
· Los físicos de la alta competición es imposible alcanzarlos sin ayudas.
· En las competiciones inferiores muchos recurren al doping sencillamente porque piensan que no de hacerlo están en desventaja ante los demás.
· Las competiciones de culturismo natural han prácticamente desaparecido del mundo, porque éstas sólo exigen que el atleta lleve un año sin usar nada y eso es injusto frente a otro que nunca se haya dopado, porque el que lo ha hecho durante años, aunque lo deje durante uno, siempre tendrá una ventaja residual sobre los limpios.
· En un mundo perfecto no debería existir el doping. Pero este mundo no es perfecto.
Mis opiniones son sólo eso, opiniones para la reflexión y nada mas.
Las hormonas a activar para ganar músculo
Todo el mundo se hace muchas preguntas de que hay que hacer para conseguir hipertrofiar el músculo y conseguir un cuerpo más atlético y equilibrado, y existen una serie de hormonas que dependiendo de sus niveles le dan al cuerpo una serie de señales para que éste gane músculo o lo descomponga para usarlo como energía. Hoy les vamos a hablar de las hormonas que hay que activar para ganar músculo.
La forma de activar estás hormonas para ganar músculo es muy simple: realizar una rutina de pesas que estimule nuestro cuerpo adecuadamente, alimentarse con una dieta equilibrada con buenas cantidades de proteínas y descansar. Dominando estos tres factores tenemos ganado el 80% de la batalla, el 20% restante se lo dejamos a la genética (en algunos casos puede que más).
Las hormonas que nos ayudan
Hay dos hormonas que debemos de intentar activar al límite, cuando nuestro objetivo es ganar la máxima cantidad de músculo posible, por medio del diversos caminos (no pensemos en los caminos ilegales porque desde Vitónica nunca recomendaremos dar el paso hacia el “lado oscuro”). Estás dos hormonas son:
Hormona del crecimiento: es una hormona ideal para ganar músculo y a la vez para quemar grasa al mismo tiempo. La forma de activarla al máximo es con un entrenamiento intenso de todo el cuerpo, pero sobre todo con un descanso estricto en la cama, durmiendo al menos 7-8 horas diarias.
El mejor entrenamiento para activar la hormona de crecimiento es sin duda el entrenamiento de alta intensidad (HIT), y no realizar cardio o como muchos realizar series de carrera a alta intensidad durante cortos periodos de tiempo para estimular al músculo (lo que se conoce como sprint).
Testosterona: sin duda la reina a la hora de ganar músculo. Lo primero que hay que tener en cuenta es no tener un déficit calórico diario, es decir, comer lo suficiente, ya que si no los niveles de testosterona se reducen mucho y no haría su función anabólica natural.
Una cosa muy importante es olvidarse del alcohol completamente ya que ingerir alcohol va a hacer que los niveles de testosterona caigan en picado, así que controla al máximo la ingesta, si quieres hacer las cosas bien no debes tomar ni una gota, y en caso de celebración obligada opta por cerveza y nunca más de una caña.
Además la alimentación debe seguir una dieta muy variada y contener al menos un 20% de grasas a poder ser insaturadas ya que la grasa eleva los niveles de testosterona. Así que olvídate de esas dietas bajas en carbos y grasas a la hora de ganar músculo.
La hormona comodín
Insulina: es una hormona que dependiendo de sus niveles puede ayudarnos a estimular la ganancia de músculo ya que sirve de trasporte para los aminoácidos hasta los músculos, pero hay que tenerla también muy controlada ya que a su vez provoca el almacenamiento del glucógeno en forma grasa
Lo ideal para mantener estables los niveles de insulina es comer cada tres horas, comidas no copiosas, y controlar la ingesta de hidratos de carbono simples, ya que estos provocan un pico de glucosa en sangre que es contrarrestado por una segregación alta de insulina por parte del páncreas.
Las hormonas a controlar
En cambio debemos tener lo más controladas posible a otras dos hormonas que pueden hacer que nuestros resultados no sean todo lo efectivo que queremos, incluso puede que nos hagan perder el músculo que con tanto esfuerzo hemos ganado con el duro entrenamiento, la dieta y el descanso:
Estrógeno: esta hormona reduce los niveles de testosterona (por eso las mujeres no pueden desarrollar tanto el músculo). Para mantenerlo a raya debes bajar tu índice de grasa corporal ya que así disminuyen los niveles de estrógeno y conseguirás, por consiguiente que aumenten los de testosterona.
Cortisol : aunque es necesario, hay que intentar que sus niveles sean bajos ya que el cortisol destruye el tejido muscular. Una buena forma de hacerlo es tomando aceites Omega 3 (aceites de pescados), además de mejorar la sensibilidad de los músculos a la insulina para absorber mejor los aminoácidos.
En primer lugar quiero aclarar que en este artículo no se hace una apología del uso de los anabólicos esteroides y que opino que no es recomendable su uso sin control médico.
Los conceptos aquí enunciados los fundamento en mi experiencia en el uso de los dichas sustancias para ganar masa muscular (en mi país no están prohibidos) y en mis conocimientos como Instructor de Fisicoculturismo.
Se han exagerado sobremanera los efectos indeseables de este tipo de anabólicos, ya que hay que tener en cuenta que existen variedades de los mismos que poseen distinta intensidad en sus efectos.
Algunos, como la testosterona poseen un efecto sumamente androgénico, mientras que otros como el estanozolol no lo poseen. Esto hace que para utilizar testosterona por ejemplo debe hacerse con más cuidado que con el estanozolol, debiendo tomarse precauciones como el uso de antiestrogénicos y gonadotrofina.
Es muy común escuchar opiniones sobre la ira de los esteroides, la impotencia sexual, la ginecomastia, problemas hepáticos e incluso muertes producidas por los mismos.
Con respecto a la ira supuestamente producida por el uso de dichos anabólicos, no está comprobada, ya que los casos que se presentan son en individuos que ya presentaban un comportamiento violento antes de comenzar el uso de anabólicos esteroides.
La impotencia sexual puede presentarse como consecuencia del uso de productos que posean una cierta androgenicidad y no se presenta nunca con el uso de estanozolol por ejemplo. La misma puede prevenirse y contrarrestarse con gonadotrofina coriónica que estimula la función testicular.
La ginecomastia puede darse con el uso de esteroides muy androgénicos pero puede prevenirse y tratarse con el uso de antiestrogénicos.
Los problemas hepáticos pueden producirse con el uso de algunos esteroides administrados por vía oral, pero pueden prevenirse con el uso de protectores hepáticos.
Con respecto a que los esteroides lleguen a producir la muerte es un concepto que puede ponerse en duda ya que de ser así los físicoculturistas estarían muriendo en cantidades. Sin embargo ha habido muy pocas muertes dudosas de algunos competidores de Fisicoculturismo como los casos de Andreas Munzer y Mohamed Benaniza, las cuales es más factible atribuirlas al uso de otros productos como diuréticos y no a los esteroides.
De acuerdo a mi experiencia en el uso de esteroides, los he utilizado durante 14 años para ganar masa muscular, incluso los más androgénicos, y actualmente tengo 49 años y no tengo impotencia sexual ni ningún otro problema de salud. Sigo haciendo ciclos de esteroides algunas veces.
No pretendo hacer una apología sobre el uso de los esteroides. No recomiendo su uso y opino que los mismos no deben utilizarse sin prescripción médica.
Sin embargo estoy convencido que se han vertido conceptos exagerados sobre sus consecuencias y que muchas personas con conocimientos superficiales sobre los mismos han opinado y han demonizado a los esteroides, los cuales no son drogas psicoactivas sino productos hormonales que se utilizan en Fisicoculturismo para estimular el desarrollo y ganar masa muscular.
Por: Ricardo Carlos Condis – Instructor de Fisicoulturismo
La farsa del doping y la doble moral de la sociedad
Por: Cándido Moro
Tanto fue el ruido de esa noticia que hasta algunos políticos sugirieron que era un ‘oportunismo’ del gobierno para desviar la atención del público de otros problemas, porque desde luego la atención la atrajo, ¡y cómo!
Supongo que es humano que la gente sienta el mismo interés por ver la subida a la cima del éxito de un atleta, como por verlo caer. Dicen que del amor al odio hay una línea muy fina. Sin entrar en el fondo de la cuestión de ese caso particular (todos tienen derecho a la presunción de inocencia) me gustaría hacer una breve reflexión sobre el tema del deporte natural o ‘dopado’, porque ese es un asunto siempre latente en el culturismo.
Por doping entendemos todos que es el uso de cualquier sustancia o método empleado por un atleta para mejorar el rendimiento y prestaciones más allá de lo que puede conseguir por su propia naturaleza, o sea por sí solo. Ahora bien, las nuevas pistas de tartán han permitido a los corredores sacar mayor punta de velocidad, así como lo ha hecho el nuevo calzado deportivo. Las pértigas más flexibles de fibra de vidrio han permitido batir nuevos récordes de altura, las bicicletas de hoy pesan la cuarta parte que las de hace unas décadas, lo cual constituye una ventaja para el ciclista. Podría seguir enumerando la cantidad de avances puestos a disposición de la mejora del rendimiento. ¿Es eso natural?
Sí, ya sé que diréis que no es lo mismo, que lo condenable es alterar de algún modo las capacidades físicas, es decir actuar sobre el cuerpo. Bueno, tal vez la debilidad de algunos deportistas por usar algo que altere al alza sus capacidades no sea más que el reflejo de nuestra sociedad y conducta, porque ¿qué tiene de natural los implantes mamarios o la cirugía estética? En el fondo, cuando recurrimos al café para estar más activos, o a los analgésicos para eliminar el dolor de cabeza, el malestar general o un resfriado, ¿no deberíamos dejar actuar la naturaleza y que ésta siga su curso? ¿Acaso la juventud (y los no tan jóvenes) no recurre a ciertas sustancias para poder bailar durante más horas, estudiar más o estar más despiertos? Sí, ya sé que no es lo mismo porque no compiten, pero esa conducta pone de manifiesto la tendencia general por recurrir a lo que sea con tal de alterar ‘la capacidad natural’.
También me gustaría subrayar que los deportistas se ven sometidos a grandes presiones y que puede que éstas induzcan a buscar una ayuda extra. Aunque en la teoría lo importante es competir, es más cierto en nuestros días que sólo cuenta vencer y el vencedor se lleva todos los honores. ¿Quién se acuerda del segundo del Tour de Francia, o del Giro, de la Maratón de Nueva York o de cualquier otra prueba deportiva? El segundo es un total desconocido y sólo es el primero de los perdedores. En cambio, al ganador le espera la fama, la notoriedad, los contratos publicitarios, las entrevistas, las becas deportivas, en fin, todo. ¿Quién no quiere todo eso?
Cuando en el año 490 antes de Cristo, el guerrero Filípides recorrió el camino desde Maratón a Atenas (42,195km) para dar la noticia de haber vencido a los persas (ya que la población ateniense había prometido quitarse la vida antes de caer en manos persas si perdían la batalla), éste tras llegar sólo pudo decir “hemos vencido” y cayó muerto. Es decir, que un soldado acostumbrado a luchar y a correr murió después de recorrer esa distancia y ahora lo hacen miles y casi a contrarreloj. ¿Es eso natural? ¿O lo es subirse a una bicicleta y hacer 220 kilómetros subiendo tres o cuatro puertos y repetir así durante 15-20 días?
Nos sentamos ante el televisor esperando ver como los atletas corren más rápido, o durante más tiempo, saltan más, nadan más, levantan más peso y sólo aceptamos el más difícil todavía, lo casi imposible, lo inhumano. Y si existe peligro para sus vidas, entonces mayor espectáculo. ¡Ah! Pero que sólo coman espaguetis. ¿No parece esa conducta como la de los antiguos y bárbaros romanos en el coliseo viendo luchar a muerte a los gladiadores?
No estoy tratando de justificar el doping ni mucho menos, pero puede que no deberíamos satanizar a los deportistas por algo que parece un reflejo de nuestra propia sociedad y conducta. Me gustaría dejaros unas pocas reflexiones acerca de este tema tan escabroso:
· El doping como idea ha existido desde los tiempos más remotos en que el hombre ha competido contra otro.
· El doping fue institucionalizado por los gobiernos durante la guerra fría para demostrar la hegemonía de sus regímenes ante las otras naciones. Los deportistas no eran más que cobayas de usar y tirar.
· Todos los países quieren que sus atletas consigan medallas y trofeos deportivos y para eso están dispuestos a todo, siempre y cuando ellos no ‘se manchen o vean salpicados’.
· No hay prácticamente ningún deportista que posea los conocimientos para por sí sólo administrarse la complicada ‘ciencia’ del doping, siempre existe un equipo experto detrás. Pero si lo cazan tendrá que afrontar solo el escarnio público y nadie lo conocerá. Si él sube, subimos todos en el equipo, si cae, cae solo.
· El que un deportista no sea cazado en un control doping no significa que no se dope, sino sólo eso: que no ha dado positivo.
· Si mañana se erradicase el doping por completo los campeones seguirían siendo los mismos, pero las marcas retrocederían tres décadas.
· En culturismo decimos que una mula por mucho que se dope nunca se convertirá en un caballo pura sangre. La genética siempre tiene la última palabra.
· En el culturismo a principios de los 90 la IFBB instauró un control doping, pero los competidores salieron pequeños y blandos y el público dejó de interesarse por la competición. Al poco desaparecieron los controles.
· Los físicos de la alta competición es imposible alcanzarlos sin ayudas.
· En las competiciones inferiores muchos recurren al doping sencillamente porque piensan que no de hacerlo están en desventaja ante los demás.
· Las competiciones de culturismo natural han prácticamente desaparecido del mundo, porque éstas sólo exigen que el atleta lleve un año sin usar nada y eso es injusto frente a otro que nunca se haya dopado, porque el que lo ha hecho durante años, aunque lo deje durante uno, siempre tendrá una ventaja residual sobre los limpios.
· En un mundo perfecto no debería existir el doping. Pero este mundo no es perfecto.
Mis opiniones son sólo eso, opiniones para la reflexión y nada mas.
Las hormonas a activar para ganar músculo
Todo el mundo se hace muchas preguntas de que hay que hacer para conseguir hipertrofiar el músculo y conseguir un cuerpo más atlético y equilibrado, y existen una serie de hormonas que dependiendo de sus niveles le dan al cuerpo una serie de señales para que éste gane músculo o lo descomponga para usarlo como energía. Hoy les vamos a hablar de las hormonas que hay que activar para ganar músculo.
La forma de activar estás hormonas para ganar músculo es muy simple: realizar una rutina de pesas que estimule nuestro cuerpo adecuadamente, alimentarse con una dieta equilibrada con buenas cantidades de proteínas y descansar. Dominando estos tres factores tenemos ganado el 80% de la batalla, el 20% restante se lo dejamos a la genética (en algunos casos puede que más).
Las hormonas que nos ayudan
Hay dos hormonas que debemos de intentar activar al límite, cuando nuestro objetivo es ganar la máxima cantidad de músculo posible, por medio del diversos caminos (no pensemos en los caminos ilegales porque desde Vitónica nunca recomendaremos dar el paso hacia el “lado oscuro”). Estás dos hormonas son:
Hormona del crecimiento: es una hormona ideal para ganar músculo y a la vez para quemar grasa al mismo tiempo. La forma de activarla al máximo es con un entrenamiento intenso de todo el cuerpo, pero sobre todo con un descanso estricto en la cama, durmiendo al menos 7-8 horas diarias.
El mejor entrenamiento para activar la hormona de crecimiento es sin duda el entrenamiento de alta intensidad (HIT), y no realizar cardio o como muchos realizar series de carrera a alta intensidad durante cortos periodos de tiempo para estimular al músculo (lo que se conoce como sprint).
Testosterona: sin duda la reina a la hora de ganar músculo. Lo primero que hay que tener en cuenta es no tener un déficit calórico diario, es decir, comer lo suficiente, ya que si no los niveles de testosterona se reducen mucho y no haría su función anabólica natural.
Una cosa muy importante es olvidarse del alcohol completamente ya que ingerir alcohol va a hacer que los niveles de testosterona caigan en picado, así que controla al máximo la ingesta, si quieres hacer las cosas bien no debes tomar ni una gota, y en caso de celebración obligada opta por cerveza y nunca más de una caña.
Además la alimentación debe seguir una dieta muy variada y contener al menos un 20% de grasas a poder ser insaturadas ya que la grasa eleva los niveles de testosterona. Así que olvídate de esas dietas bajas en carbos y grasas a la hora de ganar músculo.
La hormona comodín
Insulina: es una hormona que dependiendo de sus niveles puede ayudarnos a estimular la ganancia de músculo ya que sirve de trasporte para los aminoácidos hasta los músculos, pero hay que tenerla también muy controlada ya que a su vez provoca el almacenamiento del glucógeno en forma grasa
Lo ideal para mantener estables los niveles de insulina es comer cada tres horas, comidas no copiosas, y controlar la ingesta de hidratos de carbono simples, ya que estos provocan un pico de glucosa en sangre que es contrarrestado por una segregación alta de insulina por parte del páncreas.
Las hormonas a controlar
En cambio debemos tener lo más controladas posible a otras dos hormonas que pueden hacer que nuestros resultados no sean todo lo efectivo que queremos, incluso puede que nos hagan perder el músculo que con tanto esfuerzo hemos ganado con el duro entrenamiento, la dieta y el descanso:
Estrógeno: esta hormona reduce los niveles de testosterona (por eso las mujeres no pueden desarrollar tanto el músculo). Para mantenerlo a raya debes bajar tu índice de grasa corporal ya que así disminuyen los niveles de estrógeno y conseguirás, por consiguiente que aumenten los de testosterona.
Cortisol : aunque es necesario, hay que intentar que sus niveles sean bajos ya que el cortisol destruye el tejido muscular. Una buena forma de hacerlo es tomando aceites Omega 3 (aceites de pescados), además de mejorar la sensibilidad de los músculos a la insulina para absorber mejor los aminoácidos.
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