Búsqueda personalizada
lunes, 15 de diciembre de 2014
El aporte de hierro y el rendimiento
Los atletas de resistencia aeróbica muestran con frecuencia alteraciones en el status del hierro que sin llegar al diagnóstico de anemia ferropénica se vinculan a tratamientos de aporte exógeno. Si esas deficiencias subclínicas de hierro afectan al rendimiento, o mejor, si el tratamiento con hierro mejora el rendimiento aeróbico en deportistas con déficit de hierro pero no anémicos no está claro. Recientemente se han publicado los resultados de un meta-análisis (Burden y col, 2014; Br J Sports Med 31-oct) en el que los investigadores trataron de determinar si el tratamiento con hierro mejora el status de hierro y la capacidad aeróbica en atletas de resistencia aeróbica. El análisis se basó en 17 estudios publicados anteriormente, y los resultados mostraron que el tratamiento con hierro mejoró los valores de hierro sérico y de ferritina (forma de almacenamiento del hierro), así como de la saturación de la transferrina. El aporte exógeno de hierro también aumentó ligeramente los niveles de hemoglobina y los valores de VO2max. Los autores concluyeron que el tratamiento con hierro mejoró el status del mismo, así como el VO2max en atletas con déficit de hierro no anémicos.
Un preciso y periódico control hormonal y bioquímico del entrenamiento en resistencia aeróbica es obligado para todos aquellos deportistas que buscan una mejora del rendimiento. Sin embargo, son escasos los atletas de resistencia aeróbica que incluyen en su plan de entrenamiento un control fisiológico adecuado. Damos por hecho que el organismo se va a adaptar a las cargas de entrenamiento, y en muchas ocasiones solo se recurre a una analítica (casi siempre sin control hormonal) cuando la sensación de cansancio es notable, o cuando el rendimiento disminuye de forma notoria. En el caso que nos ocupa hoy, el aporte de hierro debe considerarse un tratamiento médico y por consiguiente su prescripción debe estar enmarcada en la esfera propia de un acto médico. Esto significa que ha de realizarse un adecuado diagnóstico y valoración del status del hierro antes de proceder al tratamiento. Muchos atletas piensan que el aporte de hierro es inocuo y consumen hierro durante casi toda la temporada o sin control, pero se equivocan en el planteamiento de base. En meta-análisis analizado hoy demuestra efectividad del tratamiento y ligera mejora del VO2max, pero no analiza los efectos sobre el rendimiento.
El consumo de ácidos grasos esenciales poliinsaturados (ácidos grasos omega 3) se ha relacionado con diferentes mecanismos para contrarrestar la obesidad, incluyendo la supresión del apetito, la mejora de la circulación y cambios en la expresión génica, lo que se vincula a una mejora en la oxidación de las grasas, aumento del gasto energético y reducción de depósitos de grasas. Los ácidos grasos omega 3 se les ha relacionado también con una mejora de las vías metabólicas anabólicas, dando como resultado una facilidad para aumentar la masa magra corporal y con ello el metabolismo basal. La suplementación con ácidos grasos omega 3 ha mostrado su efectividad en la reducción de la obesidad en ratones, pero en humanos la evidencia es limitada. Se han publicado pocos estudios sobre la utilidad de la suplementación con ácidos grasos omega 3 en la reducción de la obesidad, y algunos han indicado efectos beneficiosos especialmente al combinarlos con dieta y/o ejercicio físico. Se necesitan más investigaciones para confirmar los efectos de la utilidad de la suplementación con ácidos grasos omega-3 sobre la obesidad y/o sobrepeso en humanos.
Lejos de su posible utilidad como “adelgazante”, los ácidos grasos omega 3 son muy utilizados por los deportistas, con el fin de mejorar el metabolismo de las grasas. Esos efectos, aunque atractivos, no están claramente establecidos.
Los efectos del entrenamiento de fuerza sobre la prevención y tratamiento de la osteoporosis están bien demostrados. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Chilibeck y col, 2014; Med Sci Sports Exerc 10-nov) cuyo objetivo fue determinar los efectos de la suplementación con creatina (Cr) durante un programa supervisado de fuerza, sobre las propiedades de los huesos de mujeres postmenopausicas. Las mujeres participantes fueron distribuidas en dos grupos: 1) entrenamiento de fuerza (3 sesiones/semana) y suplementación con Cr; y 2) entrenamiento de fuerza (3 sesiones/semana) y placebo (PI). Se valoraron la densidad mineral ósea (BMD) de fémur y vertebral. También se realizaron otras valoraciones relacionadas con la masa muscular y la fuerza. El entrenamiento se llevó a cabo durante 12 meses. Los resultados mostraron como en el grupo Cr se atenuó la pérdida de BMD femoral (-1,2%) en comparación con PI (-3,9%). El grupo Cr aumentó más la fuerza (press de banca) que el grupo PI (64% vs 34%). No se observaron diferencias en enzimas hepáticas ó aclaramiento de creatinina. Los autores sugieren que 12 meses de suplementación con creatina durante un programa de entrenamiento de fuerza preserva la densidad mineral ósea del fémur en mujeres post-menopáusicas.
Algunas ayudas ergogénicas tradicionalmente utilizadas en el deporte han mostrado su eficacia también en enfermos y poblaciones especiales, con alto nivel de evidencia. Es necesario que conozcamos y apliquemos estas “ayudas” para conseguir máximos grados de eficacia en los programas de entrenamiento clínico. Solo un verdadero equipo multidisciplinar puede a día de hoy dar respuesta óptima a la necesidad de aplicar ejercicio como medio terapéutico o preventivo.
Los efectos fisiológicos atribuidos a sustancias placebo es un campo de difícil exploración al incidir en la esfera psicobiológica del rendimiento. Recientemente se han publicado los resultados de un estudio (Ross y col, 2014; Med Sci Sports Exerc 19-nov) en el que los investigadores trataron de cuantificar la magnitud del efecto placebo sobre el rendimiento en carrera, al emplear placebo inyectado en sustitución de eritropoyetina (PLA-EPO). 15 atletas aficionados con marca media en 10 k de 39,3 min completaron un estudio de diseño aleatorizado doble ciego, participando en carreras de 3 k antes y después de un periodo de 7 días de administración de PLA-EPO (solución salina subcutánea) o condición CONT sin administración de sustancia alguna. Los resultados mostraron una mejora de marca asociada a PLA-EPO (9,73±1,96 s más rápico; p=0,0005), no mejorando en condición CONT. Con la administración de PLA-EPO los sujetos manifestaron menor sensación de esfuerzo, aumento de la motivación y mejora de la recuperación. En comparación con la situación control el placebo mejoró el rendimiento un 1,2%. Este efecto es de relevancia deportiva, aunque menor que el esperado por la administración real de EPO.
Este estudio es un ejemplo más de la importancia que tiene para el rendimiento deportivo el componente psicobiológico. No todo es fisiología para ganar, ni siquiera en las pruebas más dependientes de las adaptaciones fisiológicas al ejercicio como es la resistencia aeróbica. La influencia de la psicobiología en el rendimiento es un hecho, lo saben bien los deportistas de elite, pero también los aficionados han de reconocer y en su caso mejorar este condicionante tan importante del rendimiento.
Fuente jlchicharro.blogspot.com.es
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario